Debido a la pandemia del Covid-19, millones de personas en el mundo han tenido que adaptarse a trabajar desde sus casas. Es indispensable que el espacio de teletrabajo sea cómodo e iluminado para evitar contraer enfermedades como el síndrome del túnel carpiano, fatiga visual y dolores físicos. También es importante establecer una rutina de trabajo similar a la de una oficina y no olvidar hacer pausas activas durante la jornada.
Hay que estar en contacto con nuestro entorno profesional, pero de manera eficiente. Existe una tendencia que se puede manifestar, a un exceso de conectividad para tapar las carencias de la organización presencial. El ser humano es por definición un ser social, y por tanto el teletrabajo puede minar este aspecto del lado social de la actividad profesional. No debemos de caer en los extremos; ni la carencia ni el exceso son buenos. Está claro que en lo necesario y adecuado está el punto óptimo.
No todas las compañías y menos todas las personas pueden o están preparadas para trabajar de manera remota. Existen limitantes en los recursos, en las metodologías y en la gestión de la productividad. Es importante que en estos tiempos en que nos vemos obligados a desarrollar toda la actividad que se pueda de manera remota es fundamental mantener la productividad o incluso aumentarla.
¿Cómo podemos gestionar y ser eficientes en teletrabajo? Básicamente, trasladando unas reglas básicas a los hábitos diarios que se deben crear en nuestro nuevo entorno laboral, nuestro hogar y la tecnología.
- Levantarnos a la misma hora de manera regular.
- Vestirnos y asearnos como si fuéramos a ir al trabajo.
- Tener un espacio tranquilo y preparado para trabajar.
- Respetar los horarios y los descansos.
Tenemos que orientar nuestra actividad diaria al alcance de tareas, metas y objetivos.
Este es el verdadero secreto del teletrabajo, la reorientación de la metodología del trabajo hacia un entorno en el que se fijen metas y objetivos y estos estén planificados para ser conseguidos.
Una vez fijados los objetivos claros, la consecución de estos es el detonante de la productividad. Se trabaja día a día, para alcanzar una meta clara y planificada. Estos hitos son los que se pueden reportar de manera ágil y que permite un seguimiento exhaustivo de las tareas de tu equipo en la distancia y hace que todos seamos más productivos. La comunicación en este caso se hace necesaria, pero se convierte en eficiente.
La dispersión y la deslocalización de recursos, será una dinámica a partir de ahora. Es por ello por lo que ha de estar bien organizado y planificado para que sea algo que potencie la productividad y no la lastre.
Seguramente los resultados de este ensayo masivo se irán viendo mas adelante, de lo que no hay duda es que lo tenemos que hacer bien para que esta dinámica sea un ejemplo de productividad y que permita que llegue a ser una modalidad más de trabajo para que se pueda poner en funcionamiento de manera más habitual.